jueves, 5 de octubre de 2023

Yaboty Jungle Race

 Esta carrera estaba en mi lista de pendientes hacía unos cuantos años.

Se corre en la selva misionera. Una excelente oportunidad de tacharla ahora, en esta secuencia de carreras mensuales con desnivel, que estoy encarando en vistas de preparar el objetivo A de 2024: Grand Union Canal Race (clasificatoria al Spartathlon).



Caro decide venir, así que coordinamos de encontrarnos en el aeropuerto de Posadas. Yo voy en avión, y ella en la camioneta.

Desde Posadas tenemos unas cuatro horas hasta El Soberbio, el pueblito en donde nos alojaremos.

El lugar elegido para quedarnos está a seis cuadras de la plaza principal de El Soberbio. Acá se realiza la acreditación y es donde termina la carrera. Perfecto lugar. A orillas del río Uruguay, que marca el límite entre Argentina y Brasil.

Está lloviendo mucho, y debido a ello, la carrera de 36 km con +1200 m de desnivel, tendrá unos cambios. Además, por el gran caudal de agua, los Saltos del Moconá están cerrados al público.

Llega el día de la carrera. Voy corriendo a la plaza, desde donde nos llevarán en colectivo a la línea de partida. Son las 06:00 de la mañana.

En el trayecto me entero que los organizadores decidieron cambiar el recorrido. Ahora serán 42 km con +1400 m de desnivel. En realidad, y como veremos luego, finalmente fueron 44 km.

Se hacen las 07:30 y largamos.

Me siento muy bien y con ganas de correr. Voy a un ritmo fuerte, en el orden de 160 ppm. A los 8 km tenemos el primer puesto de hidratación. Todo perfecto.

Llevo dos botellas de 500 cm3 cada una, con Sport Fuel 320. Además, cargo dos sobres adicionales, dos geles y 3 pastillas de sal.

El lugar es precioso. Corremos por la selva, y se nota el desnivel. Al subir, las vistas desde arriba son muy pintorescas.

Encaro el segundo tramo, hacia el segundo puesto de hidratación, en el km 16. Llega, repongo fluidos, bebo bastante agua, como un cuarto de naranja, un trozo de banana, y sigo.

Ya hace mucho calor, y la humedad se siente. Voy bien hidratado y me siento muy bien.

Consumo las dos botellas de agua en las próximas dos horas.

Llega el km 25 y el tercer puesto de hidratación no aparece. Comienzo a preocuparme. Con tanto calor, estoy transpirando mucho y necesito reponer sales y agua.

Pasan casi dos horas y el puesto sigue sin aparecer. Empiezo a sentir calambres en las piernas. Camino. Ahora debo restringir al mínimo el consumo de energía. Además, al intentar correr en alguna bajada, me duele el hígado. Señal de deshidratación, como ya me ha ocurrido antes.

Recién en el kilómetro 31 aparece el puesto. Muchos corredores con problemas. Ahí nos enteramos que con el cambio de recorrido, el tercer puesto quedó tan lejos. Realmente un muy mal manejo de la organización. 

Una vez que el cuerpo se deshidrata es muy lenta la recuperación. Bebo casi un litro de agua en el puesto, como fruta y comida salada.

Sigo mi camino hacia la llegada. No me siento mal, pero los músculos acusan el problema de la deshidratación. Puedo correr muy poco, casi nada en este trayecto. Aparecen calambres por todos lados. Incluso uno en los isquiotibiales que me obliga a detenerme unos minutos e intentar una elongación hasta que finalmente afloja. Muy feo correr así.

Noto que aunque voy a un ritmo muy lento, no me pasan corredores. Todos estamos más o menos igual.

Finalmente llega la meta, la cual tampoco estuvo a los 42 km, sino casi a los 44.

El balance es positivo, ya que el desnivel y poner al cuerpo en situaciones de extremo esfuerzo me sirven en esta etapa del entrenamiento. Los lugares, espectaculares.

Fueron 7 horas y 51 minutos para recorrer 43,9 km con +1362 de desnivel.

Terminé en la mitad de la tabla, tanto en mi categoría, como en la general.

No te pierdas el video de esta aventura en: www.youtube.com/@tordo_xtrim y suscribite para continuar viendo material de aventuras como esta, ultras, bienestar, ¡y más!


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