jueves, 6 de mayo de 2021

48 Horas. Jackpot Ultra

Van 15 horas de carrera y me doy cuenta de que será imposible lograr el objetivo de sumar 280 km. En uno de los programas de radio, hablamos de desolación. ¿Cómo seguir adelante, ahora que la motivación para clasificar al Sparta se ha desvanecido, y quedan aún 33 horas de competencia?

La previa

Sumar 280 km en una carrera de 48 horas es otra forma de clasificar al Spartathlon. En 2020, el año de la pandemia por covid-19, decido enfrentar el desafío y comienzo la búsqueda del evento.

En Argentina, todas las carreras han sido canceladas, y no hay información sobre cuándo se podrá retornar a las pistas.

Con lo cual, busco alternativas fuera del país. Una variable importante es la temperatura, ni muy alta, ni muy baja.

Aparece la opción Jackpot Ultra. Se corre en febrero en Las Vegas. Las temperaturas máximas históricas para dicho mes son de 17 °C, y las mínimas, 12 °C. Ideal.

Me anoto.

Es el mes del cumpleaños de Caro. Planificamos entonces ir juntos y festejar su cumple en el Paris Hotel de Las Vegas.

Llega enero 2021, y la pandemia azota EE.UU. también. El Gobernador de Nevada prohíbe los eventos con concentración de gente, y la carrera se suspende para abril.

En abril, las temperaturas máximas y mínimas son 32 °C y 17 °C respectivamente. Claramente, sería otra carrera a la planeada originalmente.

En febrero, me contagio el virus, y debo suspender el entrenamiento unas 3 semanas.

Nico, mi entrenador, sugiere que no vaya.

Caro no puede viajar ya que la nueva fecha es incompatible con su agenda laboral.

Sé que no llego preparado como quería, pero creo que la experiencia vale la pena. Nunca había hecho una carrera de 48 horas y estoy muy entusiasmado en encararla pese a todos los puntos en contra mencionados antes.

Así que en abril, vuelo a Las Vegas.

La carrera

Jackpot Ultra es una carrera de ultra distancia, en donde el tiempo de competencia es fijo (48 horas), y los corredores van sumando kilómetros a lo largo de la competencia. Quien sume más kilómetros es el ganador.

¿Se acuerdan del Test de Cooper? Nos hacían correr durante 12 minutos y contaban la cantidad de metros recorridos en ese lapso. Se sigue utilizando, y mide el estado físico de una persona. Esto es como un Test de Cooper de 48 horas, ¡jajaja!

Nico me pasa el esqueleto de la estrategia a seguir, y yo armo los ritmos necesarios para lograr los ansiados 280 km.

Llego temprano (06:00 de la mañana) al Cornerstone Park, del pueblo de Henderson (aledaño a Las Vegas) para obtener un buen lugar en donde armar mi puesto de reabastecimiento. 



Largamos el viernes 23 de abril a las 08:00 de la mañana. Ya hace calor.

El circuito consta de una vuelta de 4 km alrededor de un lago en el Cornerstone Park en el pueblo de Henderson (aledaño a Las Vegas), con diferentes tipos de terreno: asfalto, hormigón, ripio y pasto.

33 corredores para la carrera de 48 Horas; todos estadounidenses, excepto un mexicano y yo. También se corren 72 Horas, 24 Horas, 12 Horas y las 100 Millas USATF.

En los primeros 50 minutos debo correr a un ritmo de 07:55 minutos el kilómetro, y nunca pasar las 130 pulsaciones.

El calor eleva la frecuencia de los latidos del corazón, y voy a un ritmo cómodo, pero más lento que el plan.

Termino la primera hora recorriendo 6,90 km. Algo por debajo del plan (que es hacer 42,2 km en las primeras 6 horas).

Segunda hora: 13,49 km acumulados. Sigo teniendo que bajar el ritmo para mantener la frecuencia, y comienzo a alejarme más del plan. Pero no me preocupo, ya que preveo recuperarlo en los descansos, y a la noche, cuando la temperatura disminuya.

Tercera hora: 19,9 km

Cuarta hora: 26,2 km

Quinta hora: 32,6 km

Sexta hora: 38,9 km

Tres kilómetros por debajo del plan en las primeras 6 horas. 

Sigo sin preocuparme, aunque noto que el cuerpo comienza a resentirse, especialmente los pies. El terreno es muy duro. Tiene unos 30 m de desnivel positivo por vuelta, y hay sectores en donde la superficie está ladeada, con lo cual no se pisa plano y el pie rota para el lateral.



Voy sacrificando algunos minutos de caminata y paradas para que las diferencias con el plan no sean significativas, con la esperanza de recuperar más adelante en la carrera estos minutos que quedan en el debe. Las caminatas las hago a un ritmo más rápido que el planeado.

Me siento bien a lo largo del día, aunque preocupado por la diferencia entre lo hecho y el plan.

Llegan las 8 de la noche, 12 horas de carrera, y es momento del análisis de lo andado.

75,2 km. El plan indicaba 80. Sigo. La diferencia se mantiene proporcionalmente, con lo cual me entusiasmo pensando en que ya caída la noche, la performance, mejorará.

A las 15 horas de carrera el cuerpo acusa los efectos del calor y del terreno. Siento un agotamiento importante y dolor en los pies. Este es el momento crítico. Faltan todavía más de 32 horas, y mi estado físico me dice que no será posible recuperar lo perdido. Los ritmos han bajado a un nivel irreversible. Los pies duelen mucho. 

Gorro con compartimento para cargar hielos

¡Terrible no tener la motivación original que me llevó a estar en esa línea de partida y que aún falte tanto para completar la prueba!

Durante el bajón anímico, pienso en irme a dormir 8 horas al auto, en dejar a mi entrenador, a olvidarme del Sparta.

Estoy caminando sin corredores cerca, en la noche desértica de Nevada. Llego a la última zona de la vuelta, en donde hay un símil trail, desparejo, ladeado y lleno de piedras. Me caigo lastimándome el brazo y la zona de la cadera derecha.

Es en estos momentos en donde la cabeza juega un papel fundamental.  ¡Debo ponerme un nuevo objetivo y seguir!

Recuerdo que es tradición en las carreras de ultradistancia en Estados Unidos, que a todo corredor que complete 100 millas, se le otorga una hebilla (buckle) de premio.

Van 90 km. La hebilla que no alcancé a ganar en la última carrera de 24 horas, ¡va a ser mía esta vez! ¡Ya tengo motivación y un objetivo alternativo para seguir!

Hidratación y alimentación funcionaron muy bien. Hasta esas 15 horas bebí 15 litros de agua con Tailwind y complementé con barritas y comida que proporcionaba la organización. 

A las 02:30 decido entrar en la camioneta y dormir unas horas. Descanso 3 horas y sigo.

Durante la noche, hay pocos corredores girando. Como todo clima desértico, el gradiente térmico es grande. A la noche refresca bastante, y me pongo una piel de manga larga.

Los pies no se han recuperado, y el cansancio es general. El ritmo es lento, pero no me preocupo. 

Ya nos conocemos con la mayoría de los corredores de tanto cruzarnos durante el recorrido. Las charlas ocasionales amenizan lo tedioso que es dar vueltas y vueltas por el mismo circuito, una y otra vez.

Con Sergio, el mexicano ganador de la carrera. Completó 280 km

Así transcurre el segundo día, atento a asegurarme llegar a las 100 millas, sin otra preocupación.

A las 40 horas, el monitor que cuenta las vueltas cada vez que pasamos por el punto de control, me muestra 40 vueltas. ¡Llegué a las 100 millas! 

Aún faltan 8 horas de carrera.

Es medianoche. Me meto en la camioneta y duermo 4 horas y media más. Me despierto y sigo. Hago dos vueltas más, y ya el reloj marca 47 horas 11 minutos. Ya no tengo tiempo para dar una vuelta adicional, y cierro mi participación allí.

 Fueron 168 km, 105 millas en casi 48 horas. Calorías aproximadas consumidas: 11.800 kcal

Medalla de finisher y hebilla por las 100 Millas. ¡Feliz!

Análisis post-carrera

- Lo primero que destaco es que no llego preparado físicamente para lograr recorrer 280 km en 48 horas. El covid que tuve hace 2 meses impactó en mi puesta a punto. Sergio, el mexicano ganador de la competencia, viene con el mismo objetivo. Hora tras hora me va sacando ventaja. Lleva un ritmo que yo no hubiese podido mantener durante los dos días. Finalmente él gana, con exactamente 280 km.

- El calor durante ambos días influye negativamente en mí. 32 °C de máxima hacen que el cuerpo consuma mucha energía para mantener la temperatura controlada. Cumplí muy bien el plan de hidratación y nutrición. Pero no fue suficiente para contrarrestar los efectos del calor.

- El terreno. Esa mezcla de superficies, todas muy duras excepto el tramo de pasto, hizo mella en mis pies. Al cabo de las 15 horas, mis pies pedían a gritos parar a recuperar. Nunca me había pasado algo así. El hecho de tener la camioneta con aire acondicionado a dos metros de donde paso cada 4 kilómetros, evidentemente juega en contra. El cerebro siempre juega su juego, y considerando que el objetivo principal de los 280 km ya no existe, ese juego pasa a dominar la situación. Aunque es importante mencionar también, que he perdido 5 uñas de los pies en la batalla. Incluyendo la del dedo gordo del pie derecho. Nunca me había pasado algo así antes, lo cual demuestra objetivamente la dureza del circuito. Y muestra también que la queja de los pies no fue una construcción fantasiosa de mi mente.

- El circuito tenía desnivel positivo de 30 metros por vuelta. Acumulé 1200 m en mi performace. Completar los 280 km hubiese implicado absorber un desnivel de 2100 m. 

Fue una gran experiencia. Entendí que meter 280 km en 48 horas, para el cuerpo es una exigencia superior a hacer 180 km en 24 horas. Resalto que ambas son ls marcas necesarias para clasificar al Sparta.

Es muy importante aquí la preparación física. La cabeza sola no alcanza. Buscar un circuito plano, sin desnivel y temperaturas del orden de 17 °C la máxima y 12 °C la mínima son parámetros a tener en cuenta para lograr un rendimiento superior.

Terminé 7 de 33 corredores. Disfruté mucho el primer tercio de carrera, y la experiencia fue genial. Balance sumamente positivo y ¡estoy feliz de haberlo hecho! Ni el covid que me paró hace dos meses, ni las restricciones impuestas por el gobierno, ni las dudas y miedos razonables de estar emprendiendo semejante locura en medio de una pandemia me detuvieron. Allí estuve. ¡¡Feliz!!

Especial agradecimiento a Caro, Celi, Nico y mi mamá por estar siempre pendientes. Y al gran grupo de amigos runners (Berni, Chelo, Claudio, Edu, Fede, Moya, Paco, Pachi, Rodri, Sergei) que supieron mandarme mensajes de aliento durante los dos días. ¡Infinitas gracias a todos!


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