miércoles, 11 de marzo de 2020

Baikal Ice Marathon

El viento despierta y comienza a soplar vigoroso. -20 °C. El aire se introduce por cada rendija de nuestras vestimentas, y quema sin piedad la piel expuesta de nosotros, corredores solitarios, en medio del interminable Lago Baikal en Siberia.

La Previa

Para esta aventura, mi hijo Nico decidió acompañarme. Muy feliz de poder compartir esta experiencia con él.



El viaje a Siberia dura 23 horas. Hacemos escala en Madrid unas horas, ya que el encuentro con mis amigos en España es no negociable.



Luego seguimos a Moscú, en donde nos quedamos unos días. Aprovechamos muy bien la visita, recorriendo La Plaza Roja, el Kremlin y la Catedral de San Basilio.


También recorrimos la red del Metro, la cuarta estación de subte más profunda del mundo (Park Pobedi, a 84 m de profundidad) con su escalera mecánica más larga del mundo (123 m y 3 minutos para completar el viaje), el Museo de la Victoria (de la Gran Guerra Patriótica), el cambio de guardia en las afueras del Kremlin frente a la tumba del soldado desconocido (de la 2a Guerra Mundial), shoppings varios, uno de lujo como el GUM, interminables caminatas (un día hicimos más de 45.000 pasos), iglesias ortodoxas, un recorrido de tres horas con un guía "a la gorra" (uno le deja al final lo que considera que valió el servicio), vimos el cuerpo de Lenin embalsamado, y probamos comidas típicas como el Borsch (una sopa de remolacha).



Realmente una experiencia inolvidable, además de resultar muy interesante.

Al cabo de 4 días hospedados en el Novotel del centro de Moscú, tomamos el avión a Irkutsk. Esta es la ciudad Capital de Siberia. Desde allí, recorreríamos unos 80 kilómetros hasta Listvyanka, el pueblo a orillas del lago Baikal.



La Carrera

Baikal Ice Marathon es la #7 en mi listado de las 25 carreras a pié más extremas del Mundo. Aventuras que me propongo realizar antes de seguir corriendo por otras dimensiones menos terrenales.



Se trata de un evento extremo en medio de Siberia, Rusia.

El lago Baikal es el lago de agua líquida dulce más grande y más profundo del planeta. Tiene 20% del agua líquida dulce de la Tierra y en su parte más honda posee 1,6 km de profundidad.

En invierno, su superficie se congela y la carrera se realiza completamente sobre el hielo, que tiene entre 50 cm y 1 m de espesor.. Las temperaturas oscilan entre los -15 °C y los -20 °C. El terreno es sumamente irregular y cubierto de nieve. Suele haber ráfagas de viento que son difíciles de prever.

42,195 km a realizar en menos de 6 horas.

Hay un corte adicional a las 4 horas en la mitad, o sea, a los 21 km.

En la charla técnica tengo el enorme placer de encontrarme con Alex, corredor de Rusia. Con él compartimos muchos momentos en la Jungle Marathon, en 2016


Antes de salir es necesario cumplir con el antiguo ritual de reverencia al Lago Baikal.

Se introduce el dedo anular en un vaso con leche. Se salpica luego en las 4 direcciones de la Tierra. Se mojan los labios con leche y se vierte el resto sobre el lago.


Largamos a las 08:30 y la temperatura es de unos -15 °C. Muy poco viento y está nublado.

Decido largar con 2 pieles arriba (Salomon roja y cortavientos Raidlight). Llevo además zapatillas de trail (Asics Kahana) con mini crampones que me prestó mi amigo Pachi. Un par de medias y calza larga. Buff en el cuello. En las manos, mitones dobles y en la cabeza una balaclava y antiparras.


Fundamental: los sobrecitos calentadores de manos y piés. Sin ellos, especialmente los de las manos, hubiese sido otra carrera. Ya veremos lo que ocurrió antes de llegar a la mitad de competencia con mis manos...

El atuendo estuvo perfecto. Como acción de mejora importante: en vez de dos mitones, para este frío conviene llevar una primera piel en las manos, relativamente fina y que se ajuste tipo calza a los dedos. Que nunca haya que sacarla. Los mitones con el sobrecito calentador fue un gran hallazgo, con lo cual, mantendría la segunda piel en las manos sin modificarla.

Llevo además un cinturón con una caramañola de Tailwind en polvo y otra para ir haciendo la mezcla.

Recorro los kilómetros iniciales con muy buenas sensaciones.

Hago los primeros 12 a un ritmo de 7 minutos el kilómetro. Para terminar la carrera en el tiempo reglamentario, el ritmo más lento que se puede hacer es 8 minutos 30 segundos por kilómetro. Por lo tanto vengo muy bien.

Pero en este punto cambia mi carrera radicalmente.

El terreno se hace muy desparejo. Hay una capa de unos 10 cm de nieve, y debajo de ella, el piso no es duro. Se hace muy difícil mantener un paso razonable, y las piernas se cansan muy rápido. Es como correr en la arena, a unos metros de la costa, donde ya no hay arena mojada y dura.

Además, comienzan unas ráfagas de viento que hacen descender drásticamente la sensación térmica.  Unos -20 °C estimados. Aquí comienza necesariamente un monitoreo segundo a segundo del cuerpo (damage control). Cualquier rendija que permita al gélido viento entrar y tocar la piel expuesta será un punto de alto riesgo. La piel se quema como si estuviese en contacto con fuego. En dos oportunidades sentí esa sensación. Una sobre la ceja, en la frente y otra en la muñeca de una mano. Inmediatamente actué, tapando la pequeña abertura, para evitar una seria lesión en la piel.

Los piés, congelados.

Los puestos de hidratación están colocados cada 7 km. Paso por el del kilómetro 14, tomo té caliente, cargo agua en la caramañola, le coloco Tailwind, me pongo 2 dátiles y dos nueces en la boca, y sigo.

Las ráfagas siguen fuertes. En este punto, el extremo frío me impide seguir disfrutando como lo venía haciendo hasta ese momento.

Necesito vaciar la vejiga! Me sitúo a un costado. Retiro los mitones de una mano, y procedo. En los segundos que dura la acción, la mano expuesta se congela. A tal punto que no logro volver a ponerme el guante. Lo intento con la boca, tampoco puedo. La mano cada vez duele más. Comienzo a desesperarme. Estoy cerca de quedar fuera de carrera! Evalúo volver al puesto de hidratación, que quedó un kilómetro atrás, para que me ayuden. Descarto la idea.

Me calmo. Retiro el sobre calentador del guante y lo presiono fuerte con la mano congelada. Con la ayuda (otra vez) de la boca, logro calzar el primer mitón en el puño, con lo cual ya consigo tener la mano cubierta. Esto me tranquiliza. Sigo entonces corriendo unos minutos más, hasta que el calentadorcito hace su magia, y vuelvo a tener sensibilidad y movimiento en los dedos. En esa situación, aunque con mucho esfuerzo, puedo colocar el segundo mitón y así continuar en carrera.

Tomo la botellita del cinturón, y grande es mi decepción cuando veo que el líquido necesario para hidratarme se transformó en un gran bloque de hielo. Ya no podré usar mi caramañola para hidratarme entre puestos. Esto complica aún más la situación.

Miro el reloj. Creo leer que el ritmo está en 8:16. No puede ser. No le doy importancia y continúo. El cerebro empieza a hacer de las suyas.

Llego a la mitad de la carrera. Kilómetro 21. Ahora sí miro bien el reloj y leo 2 horas 58 minutos!! El ritmo que llevo hasta acá es de 8 minutos 29 segundos el kilómetro!!

Un desastre. El fantasma del DNF (Did Not Finish) se presenta impiadoso. Necesito hacer la mitad de carrera que me falta en 3 horas! Teniendo en cuenta el desgaste acumulado, y que al comienzo corrí a un buen ritmo, el objetivo parece casi inalcanzable.

Apenas me detengo aquí y me lanzo a un paso que no baje las 150 pulsaciones por minuto.

Ya no hay ráfagas de viento, y el entorno climático se hace entonces más benigno.

Queda el cansancio de las piernas, y un terreno que impide ir rápido. Es tan desparejo que me doblo varias veces los tobillos, aunque nada serio.

Me comienza a molestar el tendón de la facia lata de la rodilla izquierda. Lo mismo que me pasó en el Tor, pero ahora, en la otra pierna. No es severo, y lo voy controlando.

Me alegro al ver que el ritmo va mejorando. Al cabo de unos kilómetros estoy en 8:20.

Siguen pasando los kilómetros. Ahora estoy en 8:17. Comienzo a disfrutar de nuevo la carrera, aunque siempre con el alerta de mantener un paso firme, pese al terreno.

Llego al puesto del km 35. Necesito hidratarme y comer algo. No hay bebidas calientes. Agua helada. La tomo y sigo. Miro el reloj. La parada volvió a empeorar el ritmo a 8:21.

El terreno se pone cada vez más complicado. Intento ir más rápido, pero no lo logro.

Comienzo a pasar a corredores que caminan. "No llegarán a tiempo", pienso.

Faltan 5 kilómetros para la meta y mis cálculos muestran que llegaré a las 5:59 horas. Apuro. Mis pulsaciones ya están en 160.

Tengo que llegar a tiempo. Vine desde la otra punta del mundo y me voy a asegurar de tachar esta carrera de la lista.

Así, caminando en aquellas partes imposibles de correr, y con una molestia ya grande en la rodilla, llego a la meta a las 5 horas 58 minutos y 11 segundos.



#7 en mi listado de las carreras más extremas del Mundo, ADENTRO!!


Resultados Finales
Largamos: 110
Ganador (ruso): 3 horas 55 minutos
No completaron el recorrido: 3
No llegaron dentro de las 6 horas: 11

5 comentarios:

  1. Muy bueno el relato. Felicitaciones por el logro!

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  2. Excelente relato y mejor logro Marce!! Te felicito. Abrazo, Juan P Blanco

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  3. Hola Juan Pablo! Espero que sigas corriendo también! Abrazo grande!!

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  4. Excelente relato !!!

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