lunes, 9 de diciembre de 2024

Kepler Challenge

Hace unos años, un nuevo continente es descubierto. El Octavo Continente. Lo llaman Zealandia, y está 95 % sumergido en el océano Pacífico.

En la isla sur de Nueva Zelanda, sobre esa porción del flamante territorio que emerge desde las profundidades, existe una carrera de ultra trail...

El objetivo es ser finisher de una ultra maratón en cada uno de los 8 continentes del planeta.

Kepler Challenge, ¡allá vamos!



Completando uno de los viajes más hermosos de mi vida, en unas semanas estaré llegando a Nueva Zelanda.

La previa

Paso en octubre por Madrid, en donde comparto con mis amigos del alma Rex, Scuby y Peinchi. Festejamos el cumpleaños número 60 de este último, en un gran encuentro a todo trapo.



Luego el encuentro con Caro y viaje a Lyon a verlo a Nico, que está haciendo un intercambio universitario. Gran viaje de los tres, en donde recorremos en coche la ruta desde Lyon a Praga, pasando por Constanza y Munich en Alemania, y Salzburgo e Innsbruck en Austria.



Lo dejamos a Nico de vuelta en Lyon, y seguimos con Caro hasta Barcelona. Allí ella regresa a Argentina por temas laborales y yo sigo hasta Girona, en donde me encuentro con mi amigo Fede. 

Hacemos saliditas a correr por esa hermosa naturaleza de Catalunya y el primero de varios buceos. Vimos varios pulpos en el mar de Blanes.

El fin de semana, nos encontramos con Rodri, que vive en Banyoles, y con Joselito. ¡Sale asado argentino en España!



Llega el momento de viajar a Australia y acercarme al lugar del objetivo. En Sydney me encuentro con un viejo amigo, Totó, con el que compartimos dos semanas fantásticas. Hice canguro a la parrilla, y comimos cocodrilo. Salimos a bucear muchas veces, y en una de ellas la adrenalina no paró de fluir al encontrarnos en el medio de una docena de tiburones Grey Nurse que habitan estas aguas.



4 de diciembre

Llego a Queenstown, Nueva Zelanda. Alquilo un coche y recorro durante dos horas este territorio desconocido para mí, hasta llegar al pueblo de Te Anau, desde donde comenzará la carrera.

A veces, las vistas se asemejan a nuestro Sur, con los lagos, ríos y montañas. Pero acá todo es más verde. Hermosos paisajes que me regala la vida. ¡Me siento bendecido de estar acá!



5 de diciembre

Aprovecho este día de aclimatación y viajo a los fiordos. Decido ir a Milford Sound. Un viaje de unas dos horas en donde los paisajes son cada vez más impactantes. 

Cascadas a los costados de la ruta, y alguna rareza. Estaciono el coche para hacer un pequeño trekking en The Chasm, e inmediatamente se aparecen tres pajarracos que se posan en el techo del coche y me miran esperando comida. Son kea, los únicos loros de montaña en todo el planeta. Están en extinción. Solo quedan unos 5000 y el único lugar que habitan es en la isla sur de Nueva Zelanda. Tuve mucha suerte de verlos.



6 de diciembre

Es la acreditación. Todo muy rápido y sin inconvenientes. Les llama la atención un argentino entre los corredores de esta edición. Me toman varias fotos.

Revisan el material obligatorio. Piden dos remeras técnicas de manga larga, una calza técnica larga, un sobre-pantalón impermeable, un gorro, guantes, manta de supervivencia y campera impermeable técnica.

7 de diciembre. ¡LARGAMOS!

Llega el día esperado. Nos llevan en ómnibus desde el pueblo hacia la salida/llegada, sobre el lago Te Anau. A las 06:00 AM en punto, largamos.



Está amaneciendo. La mañana se presenta fresca, unos 13 °C, sin viento ni lluvias. 

Decido ir con el menor peso posible en la mochila, con lo cual me visto con una de las remeras técnicas de manga larga y las calzas largas. Tengo algunas dudas sobre esta decisión. La mayoría de los corredores va con remeras y pantalones cortos.

Serán 60 km con unos +2200 de desnivel. Casi todo el desnivel está al comienzo, después de los primeros kilómetros. Hay un corte a los 36 km, al cual es necesario llegar antes de las 8 horas para no quedar descalificado.

Los primeros 5 km son practicamente llanos. Teniendo en cuenta que no conozco el terreno, me apuro en esta primera parte.



Mi plan es hacer la carrera a una velocidad promedio de 5,5 km/h. A ese ritmo, llego bien a los cortes, con un pequeño margen. Es un plan conservador.

Por eso, aprovecho lo plano del comienzo para mejorar el promedio. Llego a la subida en 40 minutos, o sea, a 8 km/h de promedio y muy holgado respecto al plan.

El terreno está húmedo por las lluvias de la noche anterior. A los 15 km comienzan las rocas. Están resbaladizas y son filosas. Sigo a un buen ritmo, en zona cardíaca 4 (unas 160 pulsaciones por minuto).

Pero llega uno de esos momentos en donde odio estar ahí. Me tropiezo y caigo sobre una de las rocas. Apoyo ambas manos, pero la izquierda debe soportar mayor presión, y la roca no perdona. Me abro la palma y la carne viva comienza a sangrar y no logro parar la hemorragia. Continúo corriendo con mucho dolor. Con los labios y lengua intento limpiar la zona, y uso uno de los buffs que llevo para presionar la herida.

Ese dolor me impide seguir disfrutando la experiencia. 

Transpiro mucho en esta parte. No me deshidrato, ya que los puestos de control están bien situados y ofrecen fruta y bebidas isotónicas. Llevo una caramañola de 600 ml que recargo en cada control.

Llego a la cima. Mi velocidad promedio ahora es de 5,8 km/h, lo cual está muy bien. Mantengo un buen margen respecto al corte que se aproxima, y esto me da tranquilidad. La herida ya no sangra y el dolor se apaciguó bastante. Hace frío, pero no lo siento.

Las vistas de los fiordos desde aquí arriba son magníficas. Se trata de un paisaje diferente a lo que he visto en el sur argentino. Los fiordos, esos valles construidos por el trabajo incesante de glaciares durante miles de años, y luego inundados por el mar, son algo muy extraordinario y poco usual en el planeta.

Disfruto mucho los filos y unos kilómetros antes de la mitad de la carrera, comienza la bajada. Es bastante empinada, y logro mantener la velocidad que está en los 5,7 km/h.

Así llego al corte más crítico en 6,5 horas. Tengo un margen de 1,5 horas que, a menos de ocurrir un desastre, será el que me permita llegar a la meta a tiempo.

Una vez terminada la bajada comienzan los últimos 30 kilómetros. Vuelvo a tener calor. Vamos haciendo un "coastering". Se bordean ríos y lagos, subiendo y bajando continuamente. Termina siendo bastante monótono, y con el cansancio en las piernas del esfuerzo inicial, empiezo a sentirme agotado.

Además comienzan dolores en mi pie izquierdo. Es un nervio que roza con los huesos y provoca una tortura aguda que debo soportar hasta el final. Debo solucionar esto en las próximas carreras. Comenzó cuando hice el Tor des Geants, y ha regresado cada vez que volví a hacer ultras. Podrían ser las plantillas, las cuales estoy dejando de usar de a poco. 

Durante más de 5 horas, continúa el "coastering" y finalmente, a las 10 horas y 28 minutos, llego a la meta.



¡El Octavo Continente adentro! Un objetivo más cumplido. Me siento bendecido por poder hacer esto, ya con 60 años de edad.

Faltan ahora 3 continentes para completar los 8. Asia, Australia (Oceanía) y Antártida, ¡allá vamos!

No te pierdas el video de esta aventura en: www.youtube.com/@tordo_xtrim y suscribite para continuar viendo material de aventuras como esta, ultras, bienestar, ¡y más!

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