domingo, 29 de noviembre de 2015

24 Horas La Plata

Después de varias idas y vueltas, los problemas políticos para organizar esta carrera se superan, y el 7 de septiembre se abre la inscripción. Me registro.

¿Qué son las 24 horas de La Plata? Pues una carrera en donde el objetivo es sumar metros, mientras se corre durante un tiempo máximo de 24 horas.



El  lugar es el Estadio Único de La Plata. Dentro del estadio, se armó un circuito de 289,40 metros.

Cada corredor tendrá un chip, que será el encargado de automatizar el conteo de vueltas.

Largamos a las 09:00 hs del viernes 20 de noviembre.

Una prueba nueva para mí, y muy desafiante para la cabeza. Debe llegar un punto en que estar dando vueltas alrededor de la cancha, y por tanto tiempo, se torna muy tedioso... Veremos.

Para ser finisher hay que recorrer al menos 86 km.

¿Mi objetivo? En realidad, dos:
   (i) Ser FINISHER, como siempre.
   (ii) Clasificar para el Spartathlon. Para eso debo hacer como mínimo 180 km!!

Muy entretenido armo el plan de carrera. Incluye la estrategia a seguir y la alimentación. Pero eso lo contaré un poco más adelante.

El plan de entrenamiento previo viene muy bien. Pero... siempre hay un pero. Veamos:

Luego de terminar el Tetra en agosto mantengo un ritmo tranquilo de salidas y completo el mes con 135 km. Bien.

En septiembre meto 270 km, y en octubre, con podio de por medio en Atlántica Ultra Maratón :-), meto 272 km.

Muy bien las piernas, y sólo siento un poco cargado el tendón de Aquiles derecho. Sí, el de siempre...

Pero el martes 3 de noviembre, faltando menos de tres semanas para las 24 Horas, voy corriendo 15 km, se hace de noche,  no veo un cable de acero que han dejado suelto quienes arreglaban una vereda, tropiezo, y caigo violentamente contra una montaña de escombros que también habían dejado ahí.

Golpeo muy fuerte ambas rodillas. Me lastimo el dedo meñique de la mano derecha, que sangra sin parar. No puedo moverme por unos cuantos segundos. El dolor en la rodilla izquierda es muy intenso.

De a poco me incorporo y me siento. Vuelvo caminando a casa. Se hinchan ambas rodillas, pero la izquierda está crítica. No hay rotura, pero sí una gran inflamación. Al otro día, la derecha ya mucho mejor, pero la izquierda, sin mostrar mejoría. No puedo caminar sin renguear. Duele.

Hielo, diclofenac, paracetamol, Oxa Gel, ultra sonido, masajes.

Pasan los días. Cada día está un poco mejor. Pero de correr, ni hablar.

Decido esperar una semana, y en caso de que siga sin poder correr, avisaría a la organización que tendría que bajarme de la carrera.

Martes 10. Javier me hace una buena sesión de masajes (que me hizo ver las estrellas cuando actuaba sobre la rodilla) y me siento algo confiado en salir a probarme al día siguiente.

Miércoles 11. Elongo. Salgo a correr. Molesta la rodilla durante el primer kilómetro, luego, la siento cargada, pero sin dolor. Bien!

Todos los días noto una pequeña mejora. Llego al 20 de noviembre (comienzo de la prueba) con bastante confianza, aunque con la preocupación lógica de no saber qué pasará a lo largo de los kilómetros. ¿Se terminará inflamando de nuevo, evitando que pueda continuar?

Como siempre, muy entretenidos los días previos, planificando la estrategia.

En cuanto a comidas, preparo un menú de 10.000 kcal.

El plan de carrera fue:


Las celdas amarillas corresponden a los descansos. Esto es, hacer 16,1 kilómetros en las primeras dos horas y descansar 5 minutos.

La línea roja es crítica, porque superar esta marca significa ser FINISHER!

La verde es la parada de 30 minutos que planifiqué para cenar con mi familia. Lamentablemente, esto no pudo ser, pero lo contaré más adelante.

Cumplir este plan, implicaría estar en excelentes condiciones para encarar el Spartathlon y por supuesto clasificar para el mismo.

Veamos qué ocurrió...

Llegamos con Caro a las 07:30 hs al estadio. Descargamos el bolso con el material necesario, incluyendo una carpa. También llevo una reposera y una mesa para dejar al borde de la pista, y usarla como una superficie para dejar comida, bebidas o ropa.



Acreditación con los responsables de la carrera. Todo muy buena onda y muy rápido.

Elijo un lugar para la carpa y la armamos.



Caro se tiene que ir, y yo me quedo ultimando detalles. Me acerco y saludo a algunos conocidos ultra: Leo Bugge y Fabián Duarte, ambos finishers en el Spartathlon... pavada de compañeros para esta aventura..!



Antes de largar, todos los corredores abrazados, damos una vuelta al circuito.



Aquí con Marco a mi derecha, quien fue el participante más joven en la edición 2015 del Spartathlon. Finalmente tuvo que abandonar en aquella y en esta prueba también. A mi izquierda, Patricio, quien resultaria ganador en su categoría en estas 24 horas.

Charla técnica y largada algo retrasada: 09:20 hs.

El circuito de 289 metros, finalmente no me pesó. El cerebro se adapta y es cuestión de setearlo correctamente.

En la primera vuelta, se me acerca Alejandro. Me cuenta que yo le hice de liebre en la Atlántica Ultra Maratón. Que gracias a mí, pudo completarla con un muy buen tiempo, saliendo 3° en su categoría y terminando unos minutos atrás mío. Qué lindo cuando pasa esto. Hoy está haciendo 12 horas.


Llevo un buen ritmo, según lo planeado. Termino las primeras 2 horas haciendo 16 km. Bien. Me tomo 5 minutos de descanso en la reposera.

A las dos horas, se invierte el sentido de giro. Es otro ingrediente que rompe la monotonía, con lo cual es bienvenido y lo espero con ansias.

Llego a las 4 horas con 32 km. Sigo muy bien.

Empieza a hacer calor. Ya son las 13:30 hs y el sol pega cuando logra atravesar las aberturas del techo del estadio. Tomo mucha agua.



Mención especial para el señor que bandejeaba comida y bebidas mientras pasábamos, vuelta tras vuelta. Cuando terminé le di un abrazo sentido. Un grande! Le dejaba mi botella Villavicencio vacía y luego de hacer una vuelta, me esperaba con la misma llena de agua fresca.

Llego a las 6 horas con 47 km. No logré llegar al plan por 1 km. Estoy cansado como para seguir a este ritmo. Me doy cuenta de que mantener el paso por 18 horas más para llegar a los 180 km es imposible para mí hoy. Me relajo, y sigo corriendo a un ritmo más lento, pero constante.




El  cemento ocasiona un agotamiento importante en articulaciones del pié y en los músculos.
Principalmente en cuádriceps. Pienso que faltó gimnasio esta vez, para llegar más fuerte en la parte superior. Aunque no lo hice sabiendo que sería una debilidad. Preferí dedicar el tiempo a mi familia y trabajo.

Mantengo una buena cadencia de 81 ppm.



8 horas: 56 km. Se notó la disminución en el ritmo. Por primera vez me acerco a la carpa en donde la organización va poniendo los resultados, hora por hora. Veo que hay una diferencia de un -5% en mi marca oficial y en lo que indica el GPS. Es lógico.
Me duele mucho el empeine izquierdo. Voy a la carpa y me cambio las zapatillas. Menos mal que llevé un par de repuesto. Con este cambio, el dolor desaparece.

En 4 horas llegaría Caro y los chicos y me tomaría 30 minutos para cenar con ellos. Ése era el nuevo objetivo de corto plazo.

10 horas: 66 km. Estoy parando a descansar más seguido. Y sigo bajando el ritmo. Pero no estoy agotado, sólo que los músculos están doloridos. Los cuádriceps casi exclusivamente. Hay una carpa en donde hacen masajes, pero decido no parar allí en toda la carrera.

Los que hacen 12 horas están por terminar. Esto juega negativamente con el cerebro. Ellos ya terminan, y yo recién por la mitad!

Por los parlantes la Directora de la carrera informa que no está permitido que chicos estén en la zona de asistencia. Hubo varios chicos las primeras horas, y a veces se complicaba entrar. Buena medida. Pero justo ahora vienen Caro, Celi y Nico a cenar!!




12  horas: 80 km. Estoy muy contento, porque pese a saber que no llego a los 180 km, me siento bien en general y ya estoy cerca de completar los 86 y ser finisher!

Para cumplir con la consigna de que los chicos no podían llegar hasta la carpa, en una de las vueltas me acerco a uno de los responsables de la organización y le pregunto dónde podría comer con mi familia sin molestar a los corredores. Me dice que puede ser en las tribunas del estadio, o en la entrada, antes de cruzar la verja para ingresar a la pista. Me pregunta qué edad tienen mis hijos. Le digo 13 y 17. "Ah, son grandes. Pará que veo si pueden entrar", me dice.
Sigo corriendo y en un par de vueltas, le pregunto si finalmente pueden entrar. Dice que aún no tiene la respuesta.

Llegaron!! Qué alegría!! Voy a la carpa, tomo la reposera, el calentador y comida liofilizada y los encuentro. Abrazo, y llegamos hasta la verja, ya que no tuve respuesta sobre el ingreso de los chicos al sector de asistencia. Pero aquí sucede el hecho que empañó lo que hasta ahora había sido una fiesta. Aparece la Directora y me indica que no podía atravesar la verja, y que podría ser descalificado por hacerlo. Les doy un abrazo grande, y me vuelvo a la carpa. Quedándome con un sabor amargo por esta desinteligencia y contradicción en la que incurrió la organización, la cual finalmente impidió que pueda disfrutar de esa media hora con mi familia.

Este bajón emocional incluso me lleva a pensar en que me quedan sólo 6 km para ser finisher. Que le diría a Caro que me espere a que llegue a la marca y nos iríamos todos a casa. Pero esos pensamientos negativos duraron poco. Ceno unos buenos tallarines con carne y sigo...

14 horas: 86 km. La parada para cenar y un descanso adicional que tomo hacen que bajara el rimo promedio un poco más. Pero ya soy FINISHER!! Una vez más, y manteniendo el invicto!!

16 horas: 97 km. La música que pasan en el estadio no suena bien. Me pongo mi mp3 y escucho por varias horas mis canciones. A veces hablan por los parlantes, pero aquí tampoco el sonido es bueno, y pierdo mucho de lo que se dice.

18  horas: 105 km. Son las 3 de la mañana. Sin el aliciente de cumplir con las 180 horas, ya siendo finisher, no me quedan motivaciones.
Voy a ver las planillas y noto que muchos competidores no están sumando kilómetros. Además lo veo en la cancha. Somos muy pocos. Aquí encuentro una motivación para mantener la cabeza entretenida: cada hora veo cómo avanzo posiciones, pasando a aquellos corredores que ya no están en pista.

20 horas. 107 km. En este lapso comienzo a sentir frío. La temperatura corporal baja y no logro entrar en calor. Pese a la sopa y café que da la organización. En este aspecto, impecable la calidad y cantidad de lo ofrecido. Voy a la carpa, me meto en el bivy-sac y dormito unos 90 minutos. Al cabo de ese lapso y ya más normalizada la temperatura, me levanto y sigo.
Cuesta muchísimo después de cada parada volver a correr bien. Los cuádriceps se enfrían y duelen muchísimo. Pero en un par de vueltas, otra vez en ritmo.

22 horas. 115 km. Faltan sólo 2 horas!!

24 horas. 126 km. Es lo que me marca mi GPS. Pero ya dijimos que tiene un error. Unos minutos antes, llega Caro. Qué alegría verla. La gente comienza a aplaudir. "Vamos, que quedan sólo 2 vueltas!", me gritan. Como si hubiese comenzado a correr unos minutos antes, hago esas vueltas a toda velocidad! En vez de dos, fueron tres!



Felicidad sin límites haber terminado, entero, posición 7 de mi categoría y una distancia oficial de 117,8 km.


El Sparta no podrá ser en 2016, pero logré una experiencia muy importante en ultras sobre cemento que hasta ahora no tenía.

Hasta la próxima aventura..! ¿Cuál será?

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