No tenía pensado correr en enero, y finalmente decidí
anotarme en el Desafío.
No me arrepiento.
Esta carrera se
desarrolla por caminos de tierra rurales, con mucho sol, calor y polvo. Pleno
verano en Buenos Aires. Comienza a las 09:00 hs y se termina corriendo al
mediodía. Además, los vehículos que siguen circulando por las mismas calles en
donde se corre, arrojan nubes de tierra a los corredores.
La historia, según la cuenta la organización:
"Esta singular competencia, tuvo su origen hace 18
años, cuando el veterano atleta lobense Omar “vasco” Apesteguía, pierde el tren
en la localidad de Gral. Las Heras y decide realizar el trayecto hasta su
localidad de Lobos, corriendo, parte por la vía ferroviaria y parte por caminos
de tierra; solo y sin aprovisionamiento de agua para hidratación. Al año
siguiente sus amigos atletas de Lobos, deciden repetir la experiencia a modo de
“divertimento”, quedando un año después ya como competencia, aunque luego, en y
sucesivas ediciones, se cambio su recorrido, llegando de ida sólo hasta el
pueblo de Zapiola (15Kms), que queda a mitad de camino y regresando al Club Rivadavia
de Emp. Lobos (15kms)."
Mi estrategia fue hacerla muy tranquilo. Nunca pasarme de
170 pulsaciones por minuto (ppm). La cuestión fue que mi corazón enseguida
subió la frecuencia por el calor y aunque mantuve constante el parámetro ppm en
168, mi velocidad fue en promedio, bien baja.
Los primeros 15k por las calles de tierra los hice en 1 h 35
m. Bien para terminar en 03:10 que era más o menos el objetivo.
Disfruté muchísimo esta primera parte. Viento que me
resultaba fresco, de frente, buena hidratación y un paso adecuado al objetivo.
Unos metros antes de la mitad, lo alcanzo al Beto Basile,
forista del kilometro.com. Lo saludo y sigo.
Una vez que se llega a la mitad, se da la vuelta y se
regresa sobre lo andado.
Llegué a los 25k en 2 horas 50 minutos.
Y acá intenté aumentar la velocidad, pero cuando lo hacía me
iba a 175, con lo cual desaceleraba de nuevo.
Llegué entero en unos 3:32, pero con una cierta desilusión
interna por no haber podido ir un poco más rápido.
La noche de la carrera no pude dormir por el malestar
digestivo. Colitis. Nunca había vomitado tanto. Hasta leer los posts en el
kilometro.com, me maté pensando qué me habría caído mal...!!
Tomé toda el agua que nos dieron, de bolsitas y de los
bidones.
Muy probablemente fue el agua que nos dieron la causante del
malestar. Debería ser un llamado de atención muy serio para la organización.
He corrido por todas partes, con calor y con frío. Lo que me
ocurrió después de la carrera no fue el calor ni el polvo.
No me gustó cómo trató el tema la organización.
De todas maneras, y como comencé esta crónica, no me arrepiento. Una experiencia interesante, por las condiciones durísimas que hay que enfrentar para terminar.
De todas maneras, y como comencé esta crónica, no me arrepiento. Una experiencia interesante, por las condiciones durísimas que hay que enfrentar para terminar.
¿Si la haría de nuevo? Claro que sí, pero con ¡hidratación propia!
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